CONCLUSIÓN
Tanto la familia como la escuela nos permiten
aprender habilidades, actitudes y valores que faciliten la relación y
convivencia con las personas que nos rodean.
Ambas forman parte fundamental del crecimiento y
desarrollo de los seres humanos, cada una a su nivel y ritmo.
Primero la familia como base fundamental de este
aprendizaje en valores y buenos principios, la formación que los padres den a
sus hijos se verá reflejada en el trato que este dé a los demás. En su comportamiento,
compañerismo, aprovechamiento escolar, en la socialización del día a día. Los
padres no pueden cerrar los ojos y decir
que, no saben porque los hijos son de tal o cual manera, si finalmente ellos
son lo que ven, viven y aprenden en casa, teniendo a los padres como ejemplo. Por
eso vale la pena ser coherentes con lo que se dice y se hace para no formar una
idea errónea y perjudicar en lugar de ayudar.
En la vida diaria nos podemos encontrar con
conflictos, desacuerdos, diferentes
intereses, estos son inevitables, y no es que se tengan que erradicar son parte
de la vida, se presentan por diversas circunstancias y en diferentes niveles de
complejidad; pueden presentarse en: escuela, familia, amigos o cualquier grupo
o círculo social en el que se esté. Lo trascendental de esto es como y
de qué manera se resuelven los conflictos.